Mr. Rabbit es el corazón de todo

Imaginemos que somos un empleado de Corvadt Ltd.[1] Ahora recorremos un lobby con una forma tan espléndida que parece calcada de un antiguo palacio griego. Y en algún rincón de este edificio mágico, en donde se ordena el apocalipsis de la especie humana, encontramos a Conran Letts absorto en su ventana, mirando lo que pronto será la Destrucción.

Asistente de Conran Letts:

— Es la hora. Tienes que decidirte. Es la única manera. Sólo tú puedes dar la orden.

Entrega un celular a Conran con una actitud más insolente que cortés.

Conran Letts, Director ejecutivo de Corvadt Ltd.

En los baños de la escuela de Grant un teléfono móvil suena. Toman la llamada.

—Hazlo rápido.

La misma bolsa amarilla de Doomsday Comics. Unos guantes con huellas implantadas. Una pistola.

Sin duda alguna, el gordito de cara angélica es uno de los asesinos más fríos y a la vez adorables que nos ha dado el universo de las series televisivas. Una criatura exótica, digna de UTOPIA. Este cabrón sale del baño con su peculiar marcha de zombie y se encuentra al Director del Colegio, quien lo saluda gentilmente, creyendo conocer el verdadero motivo de su visita. Se equivoca.

¿Cuántas personas hay en este edificio?, pregunta fríamente, demostrando total desinterés ante la hospitalidad del Director. Este último responde. Lo que este hombre no sabe es que está extendiendo el inventario de las víctimas, comenzando por él mismo, porque acto seguido el gordo levanta su arma y hace que su cráneo escupa escandalosamente sus sesos por el piso del gimnasio escolar.

Luego una mujer se asoma desde un aula: ¿Qué fue eso?, dice. A lo que nuestro asesino responde con un tiro eficaz que la deja tendida en el suelo. Gritos y alaridos desgarradores. Los ha escuchado. Son niños adentro del salón y… UNO, DOS… y TRES y CUATRO disparos. Un estudiante intenta huir y hace sonar el piso de madera donde yace la sangre del director. Suena uno y otro balazo. Rápido y casi completo. Queda un aula por revisar. Ahí se halla un niño sentado. O es sordo o por alguna razón actúa como si no hubiera escuchado absolutamente nada. Quién sabe, quizá está resignado a morir. El gordo se planta frente a él y amaga con la pistola. Se detiene. En este momento parece que está reflexionando… ¿sobre qué? ¿Acaso a los villanos se les retuercen las entrañas?

Finalmente, aprieta el gatillo.

La última detonación

Al principio hay una masacre, y no hace falta más para entender que este episodio es otro de esos prototipos oscuros de la serie, cargado de gente inocente que muere en circunstancias horrorosas. Estamos en la complicada selva de la conspiración, poblada de animales caracterizados por su rareza y locura; algunos obsesionados con el poder y otros trastornados por el espionaje, convirtiéndose en depredadores que no confían ni en su propia sombra.

Sabemos que, al menos, Jessica Hyde es una de esas criaturas incisivas que matarían a cualquier animal que represente amenaza, por mínima que sea. Pero es natural que Ian, Wilson Wilson y Becky todavía no le encuentren el sentido y el gusto a la sangre (recordemos que se han visto involucrados con el mundo del espionaje gracias a su desmedido gusto por una novela gráfica.) Ellos hasta hace poco eran completamente ajenos a la genialidad exterminadora de La Red. Ni puta idea de por qué Corvadt era tan cercana al Ministerio de Salud inglés, ni sabían por qué cada uno de ellos estaba siendo acusado de crímenes que jamás habrían cometido. Ahora han encontrado a Grant sin el manuscrito de UTOPIA (Parte II) y La Red decide someterlo a las leyes del juego.

¿Qué pieza moverá La Red? Bueno, primero, a Conran Letts le ronca culo. Y su culo le dice a través de su ronquido que se debe ejecutar a todo ser viviente que esté en el Colegio de Grant. Conran L. hace una llamada y luego aparece la bolsa amarrilla, tan simpática y sorpresiva como la puta cajita de Pandora.

¡LISTO!

Han muerto ocho estudiantes de primaria y dos profesores. Ahora entendemos la jugada: La Red ha  convertido a Grant en el niño más famoso del país. Sí, los cabrones han implantado sus huellas, han falseado las cámaras de seguridad y han preparado un escenario irrefutable para mostrarlo como el autor de la matanza. ¿Cómo han podido hacer eso?, pregunta Becky. ¿Hacer qué? ¿Alterar la evidencia para responsabilizar a un niño de una masacre? Fácil: no hay imperfecciones en los montajes conspirativos. No, ¿cómo es que realmente han podido…? Lo que consterna tanto a Becky es cómo La Red ha podido asesinar a todas esas personas sólo por conseguir el manuscrito de UTOPIA (Parte II);  la respuesta viene de Jessica Hyde con un tono de violencia que pretende hacer entrar en el juego a Becky y a los demás de una vez por todas:

—Son un puñado de niños, ¿y qué? En el momento que capturen a Grant por esto, lo tienen. Y sólo les habrá costado un puñado de vidas. ¿Todavía no lo entiendes? ¡Eso no es nada para ellos!¡La muerte es parte de esto!

Entonces reconocemos en la frialdad con la que se reducen muchas personas a cadáveres, la clave para descifrar la naturaleza conspirativa de La Red. Un capítulo más que nos ayuda a comprender por qué Philip Carvel (autor de UTOPIA) se apresuró irremediablemente a volarse las tapas de la cabeza.

Continuemos: esto apenas es el comienzo. A esta altura de la serie ya hemos notado la tensión que se crea en Becky cuando Ian acude a misiones en pareja con Hyde. La cosa no es puro asunto de paranoia y espías, va más allá. Esa misma noche en que Grant ha pasado a ser el homicida joven más famoso de la BBC News, Becky seduce a Ian profanando el liderazgo de Jessica con un erotismo irresistible.

Queridos espectadores (nos dice Dennis Kelly, el director de la serie) si han encontrado atractiva a la señorita Becky (con sus ojos azules de ensueño y cuerpo voluptuoso a punto de estallar) al menos se les pondrá dura por unos segundos. Y, en efecto, esta vez nuestros muchachos tienen sexo y dejan la carga tenebrosa para el siguiente día.

Ian y Becky

¿Por qué La Red se esfuerza tanto en conseguir el manuscrito de UTOPIA (Parte II)? Esencialmente, ahí está la identidad de Mr. Rabbit., que tiene nombre que empieza con L (es lo único que Grant recuerda hasta este momento.) ¿Quién es el hijo de puta de Mr. Rabbit? ¿Es acaso el cabrón que a cada instante disfruta moviendo las piezas del juego para que muera uno o dos o tres o diez personas? ¿Es Mr. Rabbit una especie de objetivo que debe ser aniquilado para que la puta inyección y la gripe rusa y el plan conspirativo de La Red (a través de Corvadt) no se lleven a cabo? ¿Jessica busca a Mr. Rabbit para estrangularlo como lo hizo con El Vagabundo? Hoy es el turno de Jessica, Grant, Becky, Ian, Wilson y Dugdale. Para jugar hay que seguirse moviendo y adaptando, lo necesitan.

***

 Un motel, un laboratorio y una capilla

Un motel. Jessica se dirige con Grant al lugar donde está lo que todos buscan. Nos enteraremos un poco más acerca de la infancia (si se le puede llamar así) de Jessica. La pobre sólo sabe que el nombre de su padre era Philip Carvel, que era uno de esos científicos que en lugar de tomar guaro toman del pus que supura una herida con  ántrax (y no les pasa nada) o en lugar de tabaco chupan dedos con el virus del ébola (y siguen como si nada); es decir, un tipo loco y genial que podría enviar el virus de la muerte instantánea (porque estos científicos locos, lo que no existe, se lo sacan de la manga como se saca un lapicero) al mismísimo presidente de Estados Unidos. O tal vez no sea para tanto, pero en fin, naturalmente hablar sobre su condición de huérfana no es lo más placentero del mundo, y esto lo hace J. Hyde porque increíblemente no está retorciéndole el cuello a Grant, solo está acercándose a él, lo está convenciendo con su desgarradora historia para que le muestre dónde está UTOPIA (Parte II). Ingresan a una habitación ya ocupada de un motel y es allí donde Jessica convierte a Grant en una especie de niño gótico (le pinta el pelo, le marca con delineador de ojo).

La mamá de Grant es utilizada para atraerlo, sale en las noticias suplicándole que se entregue a la policía (lo que La Red quiere) y le promete que todo estará bien (mentiras). El niño siente la terrible necesidad de decirle a su madre que es inocente y de regresar a ser normal. Le pregunta a Jessica que si eso va a pasar y en respuesta recibe una invitación a beber algo. Después de un tiempo, Grant termina vomitando el contenido de las botellitas con las que se ha emborrachado.

Recordemos: hay que seguir moviéndose.

Un laboratorio. Su puta rusa ha sido capturada y es acusada de asesinar a Bill Kaye (el periodista que le ha dado una leve pista para entender contra quiénes está lidiando en su angustia). El hecho de que tenga un cargo importante en el Ministerio de Salud no significa que Dugdale esté afuera de la selva; al contrario, esta vez se encuentra muy adentro. Es hora de que haga algo y que pare de chillar. Ante la terrible evidencia de que un animal conspirador lo está asfixiando y comenzado a engullir, decide salir en busca de un contacto que le ha dado Kaye. Pero el Profesor Donaldson no conoce a ningún Bill Kaye ni a ningún periodista (este ya conoce un poco sobre las reglas del juego: sabe mentir), así que cuando Dugdale intenta abordarlo, el profesor se da a la fuga como si sintiera que ahí mismo lo van a matar.

Al interior del laboratorio, Dugdale lo encuentra y le revela su identidad, entonces Donaldson le reclama que por qué putas no lo dijo desde un principio. Entre otras cosas, notaremos que el funcionario está sumido en la completa ignorancia, y tendremos una dimensión de la avalancha de mierda que se le aproxima al necesitar, por lo menos, una parte de un cadáver infectado con el virus de la gripe rusa. Dugdale necesita algo de ellos. ¿Quiénes son «ellos»? «Ellos» significa nada más y nada menos que La Red. ¿Para qué necesita algo de ellos? Según él, así podrá acercarse a quienes están detrás suyo y su esposa. ¿Pero tiene alguna posibilidad de defenderse del poder de La Red (la que lo ha obligado a comprar la vacuna)?

Ciertamente, Dugdale no tiene ni idea de quién es el rey en esta selva conspirativa, y el profesor Donaldson se lo restriega frente a frente:

—Usted no tiene ni idea de con quién está tratando, ¿verdad?

Una capilla. Milner, un nombre que debíamos mantener en la memoria. Antes de la llamada lo único que saben es que se llama Milner, que es una mujer y que pertenece al MI5. Después de la llamada se dan cuenta que la mierda va más en serio, porque la Sra. Milner les ha advertido que salgan de dondequiera que se encuentran en ese mismo instante. Y por eso Ian, Becky y Wilson Wilson toman un coche y se largan a la capilla Arbel Lane en Levingstone. Han obedecido tal cual las indicaciones de Milner, y en el lugar, completamente solo, Ian y Becky platican sobre lo sucedido la noche anterior entre ellos. A Ian le gustó (imposible que no le gustara), a Becky se le ve indiferente (nada anormal en una mujer). Sin embargo, Ian decide avanzar y le confiesa a esta linda británica que a él le gusta mucho (Becky). Lo he dicho, está fuera. Dame una patada en los huevos si es lo que quieres. Y Becky le responde: Creo que eso te gustaría. Pero más adelante sabremos lo que pasa con estos dos: esta es una selva con animales sueltos con ganas de lastimar, torturar y matar crías indefensas.

En este momento irrumpe, en la capilla Arbel Lane, un tipo calvo apuntando con una pistola a Ian y a Becky y preguntando por el otro puto cabrón. El otro puto cabrón (Wilson Wilson) sale de una estancia dando signos de que al fin está comenzando a jugar, porque lleva sujeta una escopeta larga que apunta directamente a la cabeza del pelón que le dijo puto cabrón. Da un poco de risa, porque Wilson Wilson pretende doblegar a un auténtico criminal con una vocecita a medio tono de rezo musulmán, está temblando como si tuviera mucho frío y su enemigo parece no desistir.

El desconocido anuncia que lo va a matar y le hace una cuenta regresiva:

VOY CONTAR A TRES…

UNO…

DOS…

Un disparo.

En ese instante vemos perfectamente cómo la cabeza calva de este tipo se perfora por una bala. No fue de Wilson Wilson. El proyectil proviene de la pistola de una mujer que se aproxima por el pasillo central de la capilla preguntando si la bala salió por delante de la cabeza del muerto. Se acerca al cadáver y saca la bala. Encantada de conocerte, Wilson. Soy Milner.

Milner tiene los ojos de un glorioso pasado, es una mujer ya mayor pero no por eso deja de ser magistral con las armas porque, como hemos visto, le ha bastado realizar una sola descarga para poner en su lugar a un bravucón que echa puteadas dentro una iglesia.

¿Milner?

Esta mujer del MI5 no está al tanto del motivo por el cual La Red busca incansablemente el manuscrito de UTOPIA. Becky declara que sí conoce la razón. Y al decirle que ahí se encuentra el nombre de Mr. Rabbit, Milner nos revela que este ha mantenido oculta su verdadera identidad durante 30 años. ¿Qué tan cerca están Ian, Becky, Wilson y Grant de Mr. Rabbit? No sabemos muy bien.

Por el momento hay una historia interesante de Mr. Rabbit y de cómo obtuvo ese nombre. Se cuenta que hace mucho tiempo estuvo involucrado en la esfera criminal de Guangdong [2] donde él comenzó a poner a todos contra todos, incluyendo a la CIA, a los rusos y a las mafias. Milner asegura que se trata de un hombre del cual se hartaron los norteamericanos, por lo que determinaron manifestar su identidad al jefe de la mafia; este chino lo encontró rápidamente y lo humilló en las afueras de un edificio repleto de oficinas. Ahí fue torturado y fue ocupado de ejemplo para frenar a todos aquellos que quisieran pasarse de listos. El jefe de la mafia grabó su nombre en escritura china sobre el estómago de ese sujeto: Rabbit [3] escribió. De alguna manera, dice Milner, el pobre y desafortunado individuo logró escapar y mató a todos los que presenciaron su tortura. Al finalizar su masacre, 265 personas habían perdido la vida. Desde entonces se le conoce en la confusa selva del espionaje y la conspiración con el nombre de  Mr. Rabbit.

¿La historia es cierta o falsa? Lo desconocemos. No obstante, Milner consigue convencer a Ian de que es necesario acudir de prisa al lugar donde se encuentra el manuscrito de UTOPIA (Parte II): a la casa de Alice Ward (la niña a la que Grant le ha dado la novela gráfica). También le hace creer que Mr. Rabbit es el corazón de ese mundo de conspiración y que al descubrir su identidad todo volverá a la normalidad para él, Becky, W. Wilson y Grant.

Ahora: ¿sabemos en realidad quién es Mr. Rabbit? Sólo tenemos una especie de ficción sobre él, y a pesar de lo revelado sobre su identidad persiste el enigma, y da lugar a más preguntas; por ejemplo, ¿quién es verdaderamente Milner , cuál es el origen de esta mujer  y por qué parece saber demasiado acerca  Mr. Rabbit?

Son cosas que la trama de la serie nos depara más adelante. Lo que sí es cierto: ahora todos se dirigen a la casa de Alice Ward, el campo que La Red ha elegido para su próxima jugada mortal. Más sangre, más inocentes, más cerca del manuscrito. Conran Letts ha dado la orden de ir en busca de la señorita Ward y de UTOPIA (Parte II) al gordito que come pasas (en este capítulo finalmente conoceremos su nombre, un poco de su pasado y entenderemos su conexión con Jessica H.). Es por eso que Alice es sometida a un interrogatorio mientras Grant y J. H se dirigen a su casa.

Al lugar llegan la mamá de Alice con su hija, una señora que es aniquilada a los pocos minutos y el asesino gordo que está ansioso por descubrir lo mismo que J. Hyde quiere conocer de Philip Carvel en su obra. El manuscrito no está, se lo han llevado, dice Alice. Comienza la nueva masacre. Grant suplica a J. Hyde que salga del baño y entregue el manuscrito (es Alice quien se encuentra en medio de todo). Accede, pero no es suficiente para salvar la vida de la madre de la niña. Alice Ward huye de la casa con Grant. Y, por fin, Jessica Hyde está frente a este villano al que nunca se le retuercen las entrañas antes de apretar el gatillo.

¿Por qué ha estado preguntando por ella desde un principio? ¿Qué los une, qué tendrán que decirse y qué buscarán en UTOPIA (Parte II)?

Eso descúbralo usted mismo, querido lector.

 


[1] Hasta este capítulo, sabemos que Corvadt Ltd. es una importante empresa privada especializada en farmacéuticos cuyo Director ejecutivo es Conran Letts. Es evidente que Corvadt Ltd. está estrechamente relacionada al Ministerio de Salud de Inglaterra. Esto se debe a que Corvadt Ltd. es la principal empresa de fachada con la que opera La Red.

[2] Guangdong, cuya capital se llama Cantón, es una provincia autónoma de la República Popular de China ubicada al sur, junto al mar de la China Meridional. Se cree que además de Hong Kong y Taiwán, esta ciudad es una de las bases operativas de la internacionalizada mafia china.

[3] Como es fácil de advertir, la representación gráfica de conejo en escritura china contiene muchas líneas. Veamos:

176730-4



Texto escrito por Carlos González Portillo

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